Por Olivia González Aguilar
¿Por qué eres tan desobediente?
¡Siempre acabas haciendo las cosas cómo te da la gana!
¡No pones atención a lo que acordamos!
Estas recriminaciones, acompañadas de actitudes, gestos, tono de desaprobación y en ocasiones castigos, son comunes en la convivencia con los niños.
Pero, ¿por qué se dan?
Vamos a tratar de entenderlas haciendo un análisis de los mecanismos de pensamiento que intervienen en el procesamiento de la información.
El pensamiento de cualquier persona utiliza diez mecanismos para procesar la información que recibe a través de los sentidos, podemos decir que estos mecanismos y su funcionamiento son lo que nos ayuda a digerir los datos que percibimos de la realidad y nos facultan para dar una respuesta adecuada.
Uno de estos mecanismos es el de la estabilidad en el análisis que se define como la capacidad de aplicar consistentemente una norma durante todo el tiempo que dure una actividad.
Veamos un ejemplo:
La tarea para una actividad de la vida cotidiana es acomodar la ropa de nuestro closet siguiendo un determinado criterio.
En este caso el criterio será el del uso que daremos a cada prenda de vestir y así empezamos por escoger la ropa para la escuela y colgamos todos los uniformes: el de diario, el de deportes, el de gala. Después pondremos la ropa para andar cómodos en casa y escogemos unos pantalones suaves y playeras. La que sigue es la ropa de fiesta o de visita y la empezamos a acomodar, de pronto sale un suéter azul que va en ese lugar, pero nos damos cuenta que en la ropa de casa hay una camisa azul y en la de la escuela un pantalón azul y empezamos a cambiar las prendas de lugar ateniéndonos ahora al color. El resultado será que al final todo estará de nuevo revuelto y no habremos fijado la forma que nos ayude a mantener nuestra ropa acomodada y de fácil localización.
En esta tarea lo que pasó es que cambiamos la norma que se había puesto al principio y que era la de uso por otra que es la de color, esto puede pasar sin darnos cuenta y no se debe a desobediencia ni a ganas de molestar, la razón es que no hemos desarrollado el mecanismo de estabilidad en el análisis y nuestro cerebro no puede utilizarlo.
Entre las causas que vulneran este mecanismo podemos citar:
- Vivir en un ambiente confuso en el que las reglas se cambian, dependiendo del humor con el que estemos.
- No crear hábitos que son el paso inicial para el respeto de las normas.
- Que no haya una autoridad y un frente común para la creación y cuidado de las normas acordadas. Así si papá me niega algo voy con mamá y lo consigo, o viceversa.
- Pasar mucho tiempo en casa de los abuelos que me permiten hacer las cosas a mi manera o no hacerlas porque ellos se sienten felices de hacerlas por mí.
- Tener una persona que me cuida la mayor parte del tiempo y que por no meterse en problemas y aguantar mis berrinches hace lo que yo quiero.
La importancia de este mecanismo estriba en que es uno de los básicos para el aprendizaje, el orden, la convivencia tranquila y un primer paso para el florecimiento de valores.
Entre las actividades que pueden realizarse para ayudar al cerebro en la formación del mecanismo lógico de la estabilidad en el análisis están las siguientes:
Tener reuniones periódicas con nuestros hijos para determinar las normas que regirán la actuación de todos los miembros de la familia en asuntos que a todos atañen. Por ejemplo: dónde se debe dejar la ropa sucia. Qué debemos hacer antes, durante y después de comer. Qué actividades de aportación en casa tiene cada miembro de la familia durante la semana.
Fijar un tiempo determinado, no muy largo, entre 15 días y un mes, para revisar la forma en que funcionaron las normas que utilizamos.
Ponernos de acuerdo si seguiremos usando las mismas normas o si necesitan ajustes. En este caso hacer los ajustes y probar por otro lapso.
Jugar juegos de mesa, en todos ellos existen reglas que deben cumplirse, no se debe permitir que durante la partida se cambien las reglas con las que lo iniciamos. Si en algún momento se quiere jugar diferente es válido hacerlo, siempre y cuando desde el principio se especifiquen y se pongan por escrito las reglas que se van a seguir y se respeten al jugar otra partida.
Cultivar la estabilidad en el análisis en todos los miembros de la familia propiciará un ambiente tranquilo, grato, de respeto y aportación que permitirá tener la mente abierta al aprendizaje y con capacidad para realizarlo con éxito.